El Festival

Música solidaria. ¿Existen dos términos más atrayentes? El primero corresponde al lenguaje universal. El segundo, al valor más preciado del ser humano. Unidos forman un concepto fascinante que define el leitmotiv del festival de rock AbejaRock: el apoyo incondicional al dolor ajeno a través del arte. Y lo mejor de todo: juntos.

Porque cada espectador significa una pieza importante en un acontecimiento que hace felices tanto a participantes como a las verdaderas protagonistas del festival: las víctimas de la causa correspondiente. Y, como decía con acierto la eterna Janis Joplin: “Lo que te hace sentir bien no te puede causar ningún daño”, ¿verdad?

Inicios del festival

La criatura vio la luz en Béjar hace quince años gracias a la vocación altruista de un grupo de amigos amantes del rock que se esfuerzan cada edición para que este encuentro en tierra textil tenga el mejor cumpleaños. Como las abejas, oficiosas, efectivas y organizadas, nuestro equipo trabaja con empeño, alejado del ánimo de lucro, y alimentado con ilusión y filosofía caritativa. Esta manera de proceder ha ido forjando una cita con solera y tradición cuyos beneficios van a parar íntegramente a causas humanitarias.

La organización ha donado hasta la fecha un total de 36.189,40 euros, unidos a cientos de kilos de alimentos de primera necesidad.

Fecha y lugar

El recinto ferial de Béjar es para el AbejaRock como aquella mágica granja de Bethel para Woodstock. Se trata de nuestra sede, nuestro punto de encuentro, el lugar en el que pregonamos la solidaridad de la manera más fascinante. Exacto, con una guitarra y rodeados de un entorno natural privilegiado.

Este escenario se ha convertido en uno de los principales estandartes de la ciudad en los últimos tiempos, con permiso de la estación de esquí de La Covatilla. En este caso, el AbejaRock se erige como el reclamo señero de la época estival. De hecho, si te unes a la causa, has de saber que el día en el que acapararás las miradas será el 2 de agosto de 2024. Eso sí, serás protagonista desde mucho antes, pues la expectación que genera el festival en la provincia cada año, merced a su filosofía y su cartel, obliga a calentar motores con antelación.